Al medio día, en el parque de la exposición de Lima,
el argentino llamado “Panki” estaba tirado en el grass y dormido con profundo
sueño, parecía que estaba muerto, lo movías y no reaccionaba.
Un año antes, el “Panki”, trabajaba limpiando las
ventanas de los carros en los semáforos de las esquinas del centro de Lima.
En otro lugar, una sub base de computo satelital de la
CIA, clasificado su ubicación de secreto por el gobierno de Ollanta, estaba “la
Ogro” espiando con odio al “Panki”.
Esta monstrua horrible no quería que nadie le diera su
propina al “Panki” para que no coma, para que no tenga donde dormir. Y si había
alguien se apiadaba de él, lo perseguía a través de los satélites de espionaje
hasta desgraciarle su vida.
Así como ese argentino, miles de argentinos en Lima
han sido víctimas de “la Ogro”. Es más, esta monstrua los persigue hasta la
misma Argentina, metiéndose en sus vidas privadas hasta causarles la muerte por
satélite.
El caso del “Panki”, es la prueba del odio que los
peruanos de la CIA de Lima tienen contra los turistas argentinos sin que nadie
pueda defenderlos y vengarlos.